Muchas veces pensamos que para sacar buenas notas hay que estudiar hasta muy tarde, dormir poco y aprovechar cada minuto. Pero lo cierto es que dormir bien es una parte esencial del aprendizaje, y no se debe ver como una pérdida de tiempo, sino como una inversión.
Cuando dormimos, el cerebro organiza y fija la información que hemos aprendido durante el día. Es durante el sueño profundo cuando se fortalecen las conexiones neuronales relacionadas con la memoria, la concentración y la creatividad. Por eso, si dormimos mal o pocas horas, es mucho más difícil recordar lo que estudiamos.
Además, el descanso mejora el estado de ánimo y reduce el estrés. Una mente cansada se frustra más fácilmente, rinde menos y se distrae con mayor facilidad. Dormir al menos 7 u 8 horas permite empezar el día con más energía y claridad mental, algo clave para rendir bien en clase o en un examen.
También es importante mantener horarios regulares. Acostarse y levantarse a la misma hora todos los días ayuda al cuerpo a crear un ritmo que mejora la calidad del sueño. Si se puede, una siesta corta de 20 minutos por la tarde también puede ayudar a recuperar energía sin afectar el sueño nocturno.
Cuidar el sueño no es un lujo, es una parte fundamental del estudio. Dormir bien es tan importante como hacer buenos apuntes o repasar antes del examen.